Vía libre: hacia un Estado de Bienestar
El deporte, más allá de su naturaleza lúdica, ha sido históricamente un ámbito de gran relevancia para el devenir de las sociedades humanas. Espacio predilecto de expresión y convivencia, concentró toda una serie de procesos políticos y económicos desde finales del siglo XIX cuando se tomarían en cuenta sus ventajas y bondades para la consecución de una vida plena, digna y sana en las sociedades industriales. Incluso en la construcción de los Estados de Bienestar, el deporte fungió como un elemento importante, pues ofrecía a la población un ámbito para desarrollarse tanto individual como colectivamente.
México, no fue la excepción, la promulgación de la Constitución de 1917, representó el inicio de un nuevo pacto social que recuperó las principales demandas populares de la Revolución Mexicana, transformándolas en derechos sociales, en este sentido en materia laboral a través de la creación del Artículo 123, se legalizaron los sindicatos, se otorgó el derecho a huelga a los trabajadores, se establecieron salarios dignos para los trabajadores y se redujo la jornada laboral a 8 horas y 7 para el turno nocturno.
Pero no fue hasta el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) que se consolidó el Estado Benefactor que funcionó hasta 1982 y se le conoció con el nombre de “Estado desarrollista”, en el sentido que estableció un Estado que promovió el desarrollo económico a través de la industrialización con la meta de mejorar el bienestar social, como una respuesta a las demandas de las luchas encabezadas por los diversos gremios obreros. Sin duda, lo anterior trajo consigo un cambio en la vida de los trabajadores, quienes comenzaron a contar con más tiempo libre, modificando su vida cotidiana. Empresas, gremios y sindicatos a partir de la década de 1940, se ocuparon de la recreación de los trabajadores y sus familias, como parte de una política de seguridad social de sus agremiados.
Con la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social en 1943, hubo un gran impulso al fomento de la actividad física y el deporte, así como al desarrollo de infraestructura deportiva bajo la premisa de seguridad y bienestar social. Bajo esta política, Ferrocarriles Nacionales de México creó unidades hospitalarias y deportivas en los centros ferroviarios más importantes del país.
En el caso de los ferrocarrileros, su fuerza sindical les permitió ejercer de vanguardia en la mayoría de las luchas en las que consiguieron beneficios laborales, destacando el descanso dominical, que tuvo una gran importancia para la creación de un modelo deportivo basado en la seguridad social.
Aguascalientes fue uno de los Centros Ferroviarios más importantes del país y también contó con su Centro Deportivo Ferrocarrilero, destacando el béisbol como el deporte más popular de niños y adultos. 24 de junio de 1986.
Secretaría de Cultura/ CNPPCF/ CEDIF/ FNM/ Patios y Líneas
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El reconocimiento constitucional del derecho al deporte en México no fue tarea fácil; si bien la Constitución promulgada en 1917 plasmó las principales demandas sociales, económicas y políticas de la Revolución, el derecho al deporte no figuró en el máximo texto normativo. Pero si fue definitivo y fundamental en la reducción de 8 horas de la jornada laboral para el esparcimiento y tiempo libre para las prácticas deportivas de los obreros y trabajadores de las industrias, como obreros textiles, petroleros, obreros de la metalurgia, mineros, cerveceros y ferrocarrileros entre otros.
Contaba con espacios para la práctica de todos los deportes para los hijos de los trabajadores. Secretaría de Cultura/ CNPPCF/ CEDIF/ FNM/ Revista FERRONALES/ 03-007045
Familia López Ordaz
El área recreativa para niños contaba con una instalación de juegos diversos como columpios, resbaladilla y una locomotora original número 2 que perteneció al Ramal del Ferrocarril Mexicano del Huatusquito. Secretaría de Cultura/ CNPPCF/ CEDIF/ FNM/ Revista FERRONALES/ 03-006914
Secretaría de Cultura/ CNPPCF/ CEDIF/ FNM/ Revista FERRONALES/ 003-006978
El Sindicato Ferrocarrilero hacía gala grandes contingentes de trabajadores desfilando en la conmemoración de la Revolución Mexicana en la ciudad de México. Secretaría de Cultura/ CNPPCF/ CEDIF/ FNM/ Revista FERRONALES/ 03-00667
Coordinación general
Teresa Márquez Martínez
Guion museológico y textos
Antonio Ruiz Jarquín, Román Moreno Soto
Guion virtual
Patricia Albores
Centro de Documentación e Investigación Ferroviaria
Isabel Bonilla, Covadonga Vélez
Corrección de estilo
Lluvia Soto
Difusión y servicios educativos
Rosa María Licea, Belén Recoder, Katiuska Merino
Apoyo institucional
Alejandro Hernández, Miguel Ángel Juárez, Gustavo Rodríguez
Agradecimientos
De manera especial agradecemos a: Yolanda Ordaz, Aida Rangel y Cinthia Gaspar por su generosidad en información y colección.
Apoyo Técnico Digital
Jhon de la Rosa Toxqui, Baruch Luna Barber, Zaira Leal
Tiempo libre y deporte ferrocarrilero
En el caso de los ferrocarrileros, su fuerza sindical les permitió ejercer de vanguardia en la mayoría de las luchas en las que consiguieron beneficios laborales, destacando el descanso dominical, que tuvo una gran importancia para la creación de un modelo deportivo basado en la seguridad social.
La empresa pública Ferrocarriles Nacionales de México, que asumió estos acuerdos como un vehículo de progreso individual, familiar y comunitario, se encargó de construir diferentes espacios deportivos en diversos centros del sistema ferroviario, además de promover la creación de ligas de diferentes disciplinas junto con la organización de competencias entre sus obreros y especialidades.
Las competencias de béisbol destacaron por décadas entre el gremio rielero como uno de los deportes más populares, tanto por el número de equipos que se constituyeron, como por la gran cantidad de aficionados que se reunían alrededor del diamante apoyando a los equipos de las distintas ramas de trabajo, pero también por la gran cantidad de novenas de distintas especialidades como express, fraguas, trenistas y vías, por mencionar algunas.
Actualmente, la globalización económica y la consolidación del neoliberalismo como doctrina socioeconómica dominante provocaron que la gestión pública del deporte fuera relegándose al ámbito privado, con lo que se mermó su desarrollo y se les condenó a décadas de deterioro, corrupción y abandono.