Hablar del puente de Metlac es hablar de una de las joyas del patrimonio ferroviario de México. Fue construido en 1872 por la Compañía del Ferrocarril Mexicano en la ruta de México a Veracruz, y se ubica en el contexto de una serie de obras de ingeniería que pronto se convertirían en símbolo del avance tecnológico del siglo XIX en nuestro país.
El puente se ubica en la barranca del mismo nombre, entre los municipios de Ixtaczoquitlán y Fortín de las Flores en el estado de Veracruz. Se trata de una estructura metálica de paso superior de una sola vía, de 135 metros de largo, con un trazo en curva que se eleva a 28 metros de altura y que está sostenido por ocho columnas de fierro fundido que tienen un peso aproximado de 600 toneladas. Siete son los túneles que hubo que construir para complementar el proyecto del puente, que estuvo en servicio hasta 1985, año en que fue rectificado el trazo de la línea y entró en operación el nuevo puente de Metlac.
El nuevo puente fue construido con una superestructura de concreto presforzado de 130 metros de altura y 430 metros de largo, y cuya capacidad es ya de doble vía. Se construyó en siglo XX, y constituyó un logro mundial en lo que a puentes de doble vía férrea se refiere.
Hoy día, el antiguo puente de Metlac y sus túneles están en riesgo. Su conservación, restauración y la aprobación de la Declaratoria como zona de monumento tecnológico y artístico del siglo XIX es fundamental y una de las prioridades del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero. Para ello, desde hace varios años, el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos ha puesto en marcha diferentes acciones. Una de ellas ha sido la organización de caminatas sobre el antiguo puente. De una de ellas resulta esta exposición fotográfica, que plasma la mirada de cuatro fotógrafos poblanos que captaron la belleza del paisaje en dos momentos de la ingeniería ferroviaria del siglo XIX y XX.